FRACASOS

Camino a la ciudad, de vuelta, perdedor como siempre.

buscando respuestas donde nisiquiera hay preguntas

trago y muerdo el polvo, estoy a dieta obligado, habres el refri y solo hay un limon

cero peso en mis bolsillos, el sabor de este momento es incoparable.

ayer me rogaron que me largue, las peleas en bares ya no son las de antes

abres su cartera y te das cuenta que hay condones y manis chiquititos, de esos que no venden en los bazares.

siempre se puede estar peor.

enero

Si me llamaras ahora, si me dijieras ven te necesito.

Lo dejaria todo

subiria denuevo a esos mismos trenes

que desmbocan en el abismo

donde estaras ahora?

la vida frita en trozitos, promesa de un culo miserable

follada en matorrales, escuchando la misma y vieja cancion

me ahogo en mariposas, todavia estaban alli, nunca murieron.

MEDIOMETRAJE

FUEGO FATUO


Yo inventaba pequeñas historias sórdidas. Ni tan sórdidas: pequeñas historias como la vida minúscula de una hormiga, de una obrera, de una mujer sola, antes y después de llegar a casa. Yo era una mujer sola, recostada a la pared, inventando historias minúsculas como mi vida de hormiga.La primera: la del accidente. Me había quebrado las rodillas: la forma en que ocurrió lo había olvidado, cambiaba según el número de veces que me vi obligada a contarlo:

1.- Había estado bebiendo, me emborraché, salí y me atropelló un auto.

2.- Había rodado escaleras abajo.

3.- Me las habían quebrado a puntapiés.

4.- Intenté suicidarme, lanzándome ante un auto y el golpe me rompió los pies.

5.- Dos policías me habían acribillado.

6.- Me pasó un camión por arriba y sobreviví.

7.- Fui a caerme, de rodillas, sobre una máquina de escribir eléctrica, en posición votiva.

La forma en que ocurrió se desdibujaba para mí misma, en todas las versiones sin embargo, o en la sumatoria de todas, había algo oscuro: yo había dejado de caminar y tenía las rodillas quebradas sin que supiera por qué.Tenía la espalda, inmóvil, recostada a la pared donde me apoyaba para inventar pequeñas historias sórdidas. Tenía una ventana donde veía a la gente minúscula, que quizás nadie se detenía a mirar. De algún modo, aunque inmóvil, yo poseía una ventana indiscutida, “indiscreta”, lo que me confería una especie de superioridad. Miraba, los veía abajo, frente a mi ventana y creaba un tejido rápido, apretado como un puño, antes de que desaparecieran.


Secretaria : 32 años, media hora de colación, media de punto corrida, agujereada, viene a encontrarse con su amante antes de regresar dócilmente al trabajo.

Amante: Funcionario gris, 43 años, servil, traje cobarde, aspiraciones de grandeza de fines de semana. Toman un café compartido con sudorosas monedas contadas. Se aparean rápido en el cuarto provisorio, evitando mirarse.


Ejecutivo ante un semáforo: 35 años. Arribista. En su carpeta , una transacción inescrupulosa. Pelo engominado, los zapatos lustrados con saliva. Toda la rabia concentrada en el nudo de la corbata: no se ahorcará: aspira a ascender.

La Ascensión. Una película de A. Tarkovski que poco y nada tiene que ver con estos personajes. ¿O sí? ¿No asciende acaso , también, todo lo pequeño? ¿O sólo cuando son volutas de humo, de fósforo, cenizas sin diamantes, sólo cuando han dejado de arder?


EL ASCENSOR: Se quedó atrapado en el entresuelo- escucho al conserje que grita lo mismo que grita la vieja que se quedó atrapada en el entresuelo:

-“No se puede salir. ¡No hay esperanzas!”

Yo no tengo esperanzas pero tengo una ventana por la que puedo inventar (regir) el destino de los otros.
JUNIOR: Ha estado repartiendo paquetes toda la mañana. Saludos ha estado repartiendo: “Buenos días, Sr., buenos días, Sra., buenos días, mojón de la calle”. Ha recorrido toda la ciudad: rodillas genuflezas, espalda musculosa doblada. Mira en su muñeca el reloj barato: ha sido humillado. Se comprará una moto, último modelo, donde montará (trofeo) a una rubia teñida con los dientes falsos.

Cambio de luz del semáforo. Dos tipos de chaquetas duras ostentan el cuero mañanero: -Qué tal Billi, qué tal John, qué tal Bili Juanito negro mulato cholo sudaca después de la segunda jarra de cerveza.Un perro con un hombre. El perro tira del hombre como los enfermeros de la cordura. El perro y el hombre chapotean en el mar de asfalto. ¿O es un mar de sangre?Los alcatraces picotean la espuma urbana.Y el Dios Mercurio, cuchillo en mano, desciende desde el horizonte y raja en dos a la vieja de la cartera, que es una malnacida que no comprende el sol.

Me incorporo y gesticulo, sin mover un músculo de la cara, porque a esta alturas yo tampoco comprendo. La reverberación del sol. ¿Soy invulnerable? Alguien, desde alguna ventana debe estar inventando una pequeña historia sórdida , para mí. Alguien, un francotirador, debe estar observándome.Con avidez busco en las ventanas de los edificios de enfrente. Y entonces lo veo. El me verá a su vez, dispara sobre mí. Caeré, reventada, sobre la acera, convirtiéndome en noticia. La policía vendrá, la gente se aglomerará a mi alrededor y yo apenas tendré tiempo de decir, como inculpando a alguien: “Mercurio psicopompo”. Y cerraré los ojos y me convertiré en suceso.Pero el asesino, desde la ventana de enfrente ni siquiera me mira. Tiene los ojos bajos, derrotados, fijos en un punto muerto, donde la ciudad transcurre, impotente.

DAMARIS CALDERON

tiempo de erecciones

¿ te crees mejor que yo? ,maldito blanquito ,misógeno homosexual



como todo los negros, verga grande ,cerebro chico

cuando los lobos son pastores

PABLO ZALAQUET: "NO TENGO ALMA DE PARLAMENTARIO, SOY DE TERRENO"



PARTICIPACION CIUDADANA ¿ES UN DERECHO HUMANO? Invitamos a participar a discutir

de aqui a la eternidad


viene el calor se acerca el sol