"Te enseñaré el temor en un puñado de huesos".
Rumiando un violento deseo.
Apuntalado entre difuntos.
Listo para tejer y destejer
el follaje marchito de tus años sin objeto.
Bajo un pretexto cualquiera.
En el derrumbadero de todas las almas.
Apresurando tu soledad
en la grieta que se abisma cuando abres las piernas
con la tenebrosa argumentación del amor,
cuando del amor sólo queda un cedazo que golpea en el aire.
De poco te sirve engañarte.
Simplemente quieres marcharte.
Aguas adentro.
Para que el olvido disperse las letras de tu nombre
en el silencioso declive del tiempo.
Créeme que te entiendo.
Eres un pasadizo sin salida,
una orilla que a nada ni a nadie encierra.
roa