Si Blanca Nieves tuviera un blog se contaría así su historia:
Blanca Nieves se casó con el príncipe y expulsaron a la cruel reina, pero nadie fue feliz ni comieron perdices. Blanca Nieves se comió al príncipe, a los 7 enanos mineros, una manzana y todas las demás manzanas que encontró, en busca del tóxico veneno. Aquel deseo que le había dicho a su psicóloga hacia unos meses escasos: “quiero estar llena de hombres” se había convertido en su realidad. Pasada de mano en mano, montada de polla en polla, sacudida por las alucinantes cogidas pasionales que solo suceden en el primer coito. Dándose cuenta de que no todos saben follar. Penetrada por el punkie virgen de 18 años que después de la Primera vez le dijo: “puta, fóllame”. La noche empezó a hacer sus aquelarres y ella, enamorada de la nocturnidad y sus seducciones empezó a alimentar un vértigo voraz que no estaba dispuesta a abandonar.
"Adicta a la noche y sus penetraciones mi cabeza recreaba las escenas sexuales que tenia con esos chicos sin novias, yo, sin Príncipe. La palabra amor era una utopía, a medida que me hacía vampira de la noche devenía en una guerrera en las camas y revolucionaba a los inquilinos de mi coño. Del sexo libre me había convertido en una militante, de la sexualidad fría, una practicante ejemplar. No pedía mantener medio compromiso con ninguno."
"Y pensé tantos cuerpos en mi cuerpo y ninguno me dijo te quiero. Tantos gemidos y nadie me dijo llámame cuando me necesites. Tanta transpiración, tantos huesos roídos, tantos moretones desde la cara hasta el pie, manchas del vació, tanto andar sobre ellos en un intercambio practico, en la carne contra la carne y el corazón.
Un objeto freezado
x prejuicio.
x machismo.
x
descarte.
Así andaba corroída por un ejercicio que hoy me encandila como la noche y sus artificios de lechuza bella como esa adicción a la aventura puramente sexual que me habita."
samantha antipoeta

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