el fantasma de la noche



lo que ansias porque ignoras

Nada esperas ya del reino de este mundo,
apoyado sobre el lomo gris de unas pocas palabras
cuyos gestos aparatosos,
cuyos inútiles testimonios,
no pudieron detener esas manos
que cerraron tus ojos para siempre.


¿Los abalorios? ¿El espejo?¿El polvo removiéndose en la losa?
¿La espada sin mango del futuro?
¿Aquello que ansías porque ignoras?
Aquí todo parece haber sucedido de una vez para siempre.
Las almas depuestas, cobrando del amor un trivial precio.

¿Amar? Tu epitafio, Julius, tu epitafio:
"Amar es más espeso que olvidar y más tenue que recordar".

¿Un lugar de donde nadie regresa, según dicen?
Oh Julius: si al menos vivieras para llorar tu muerte,
tu muerte inmortal que se ha llevado tu vida mortal.
La bastardía de la nada,
tan dura de roer.
¿Escapar? ¿De algo? ¿De alguien?
¿Quizá del vago semblante de esa sombra empapada aún del amor de tus huesos,
una sombra que no habrá de apartarse
mientras dure la lenta disolución de tu cuerpo?

Recuérdalo bien:
por más que adobes tu cadáver quedarás extinto.
Como una imagen rota.
Como una extensión vacía.
Tu alma ha caído en su noche más oscura
y ya no puedes bajar por ella.

zarabanda de la muerte oscura
a.roa

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